Intimidación / Suicidio Adolescente
“No valgo nada! Nadie me quiere … yo no importo! “Estas son las palabras que mi hermosa hermana de 12 años de edad, me dijo con lágrimas rodando sobre su rostro, después de haber sido intimidada en la escuela.
Como hermana mayor, la miré con simpatía y conmocionada. Le pregunté por qué se sentía de esta manera y me explicó cómo eran “las cosas de moda para hacer, no como ella.” Dijo que a diario las personas se burlaban de ella y la ignoraban en conversaciones de grupo. Abracé a mi hermana y le expliqué que a esta edad los adolescentes podría ser insensibles y ore con ella por fortaleza. Sin embargo, ese mismo mes, mi hermana volvió a mí y me dijo que dos de sus compañeros de clase vinieron a ella y le confesaron los mismos sentimientos. Estos tres jóvenes eran de 12 o 13 años y de la escuela católica.
Esto me lleva a la pregunta ¿cuántos niños más, en todo el país, estarán luchando con la intimidación y los sentimientos de baja autoestima y eventualmente de suicidio? Están nuestros jóvenes madurando en el exterior pero sufriendo en el interior? ¿Cómo podemos no sólo ayudarlos a sanar heridas si no también aumentar en ellos el Espíritu de Cristo? La Biblia dice: “Cuando ellos claman, el Señor los escucha y los libra de todas sus angustias. El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están abatidos. “(Salmo 34:18, 19). Mi hermana es sólo un ejemplo, pero al escuchar a sus compañeros de clase hacer eco de los mismos sentimientos, ella fue capaz de encontrar el consuelo de no estar sola. Creo que este puede ser el primer paso. Ellos no están solos y nosotras las hermanas, los hermanos, los padres y la Iglesia estamos con ellos.